En una era en la cual mi sed de humor ha atravesado las casi infinitas llanuras del cable y el streaming en búsqueda del próximo show que pudiese ser calificado como el digno sucesor de los altos niveles de creatividad y humor irreverente alcanzado por Seinfeld y Los Simpsons, una búsqueda que se asemeja a encontrar vida inteligente en nuestra galaxia, recientemente fui expuesto a una serie de propagandas que promocionaban That ’90s Show como un potencial candidato dentro de esta discusión. Con la esperanza de que mi búsqueda llegaría a su fin, decidí ver la primera temporada disponible en Netflix. Tristemente, mis esperanzas se desvanecieron como los días soleados en los inviernos de altas latitudes.

Los motivos de mi decepción involucran una razón pertinente al producto, y otra pertinente a la audiencia (yo).

That ’90s Show tiene muchas fallas que fácilmente pueden señalarse con la finalidad de comprender sus flaquezas como un buen sitcom, mucho menos uno excelente. Se debe establecer que su predecesor, That ’70s Show, fue un buen sitcom. No necesariamente lo calificaría como uno excelente, dada la baja en calidad de las últimas tres temporadas, cuyo contenido, humor y trama están por debajo del estándar establecido por el show, una discusión que merece ser parte de otra entrada. Aun así, 70s fue un buen sitcom que trataba la vida de un grupo de adolescentes viviendo en Wisconsin en la segunda mitad de los años 70, acompañado de referencias culturales y puestas en escena relevantes al ambiente en donde el show se ejecuta, pero más importante, con personajes que se sentían reales, con personalidades similares a gente que vivía en en el midwest americano de los 70s. También fue una gran ayuda que los actores superaron cualquier expectativa sobre su desempeño, al punto que casi todos los chicos lograron embarcarse en sus propias exitosas carreras. Personalmente siempre pensé que Ashton Kutcher era el más talentoso del grupo, no sin destacar que el resto del elenco no estaba muy lejos de él en términos de habilidades como actores. Siempre me pareció así desde el primer capitulo que vi de la serie. En contraste, That ’90s Show no tiene ni el ambiente, ni los personajes como para transmitir el sentido de realismo que necesita.

Desde el primer capitulo, la pregunta inicial en la audiencia es: «¿En que año se escenifica este programa?» En cuestión de minutos, el show parece establecer que estamos en 1995. Segundos después inicia la debacle. Mi reacción inicial fue preguntarme si los escritores saben lo que significó ser adolescente en 1995. Más aún: ¿hubo algún tipo de investigación de parte del equipo de escritores, para determinar con certeza las experiencias de ser un adolescente en 1995? Con tantos recursos disponibles, incluyendo el acceso a varios programas contemporáneos como Beverly Hills -aún con su nicho de temática principal-, My So Called Life, y Party of Five, pareciese que la respuesta a mis dos preguntas es un contundente No.

El problema con el show es que muestra una representación forzada de la vida en los 90s, debido a que punto de vista en vez de ser 1995, más bien es nuestro presente 2023, impulsado con la narrativa de That ’70s Show. El resultado es un licuado que traumatiza y puede acalambrar el cerebro de la audiencia tras algunos episodios. Yo tuve que hacer varias pausas cada diez minutos para recuperar fuerzas y continuar viéndolo, ya que las tramas florecen de una idea de pensamiento políticamente correcto propuesto de una manera que no es la forma como funcionaban las mentalidades adolescentes en 1995. Por supuesto que los 90s lograron proponer y establecer exitosamente a adolescentes feministas (Jessie Spano en Salvado por la Campana), gays (Rickie Vasquez en My So Called Life), y afro-americanos en roles quasi-protagonistas en elencos predominantemente blancos (El Quizmaster en Sabrina), pero estos personajes estaban involucrados en sus ambientes, y tenían valores bien definidos acordes al entorno en el cual se encontraban. Es un tanto difícil de explicar, pero digamos que el mismo tipo de personaje ahora presentado en That ’90s Show se comporta como si le hubiesen dado una receta de como actuar, que les restringe la libertad de entender por que actúan de la forma en que lo hacen. Expuesto en términos simples, los personajes no actúan como adolescentes Gen X, o como Millenials adolescentes. Actúan como adolescentes Gen Z en un entorno lleno de vagas referencias de los 90s.

Una escena en particular sirve como ejemplo de mi tesis. En ella, vemos a un personaje cantar y bailar jovialmente, sonriendo y con alegría la canción Ought to know de Alanis Morissette, como si estuviese cantando y bailando Happy de Pharrel Williams o Shake if off the Taylor Swift. Si ven la escena, podrán escuchar una aguja rayar. Un enfoque mejor hubiese sido mostrar al personaje teniendo un desahogo emocional, gritando las letras de la canción mientras intentaba hacer alguna tarea, al mismo tiempo que se veía perdiendo el dominio de sus cuerdas vocales, para mostrar fragilidad, emoción y alguna especie de conflicto a ser profundizado en otros capítulos, ya que de eso trata la canción, y esa era la forma como muchos adolescentes en los 90 se identificaban con ella. Algo similar sucede en el primer capitulo de That ’70s Show con dos de los personajes escuchando Todd Rundgren, lo cual sirve para desarrollar una trama que dura varios capítulos, y lo mismo sucede en otros sitcoms: existe un motivo por el cual una enfurecida Brenda Walsh escucha Losing my religion tras terminar con su novio Dylan en Beverly Hills, o por la cual un empedernido enamorado Ross Geller le dedica With or without you a Rachel en Friends. En vez de eso, en 90s la escena con Ought to know podría tener cualquier otro soundtrack, y no afectar a la trama en lo absoluto.

La pérdida de establecer el sentimiento de los 90 impacta la segunda razón de mi decepción: el humor. La comedia en los 90s era irreverente, oscura, llena de sátira e ironía. Pareciera que los escritores olvidaron que el núcleo de su humor debía enfocarse en diálogos similares a los producidos por la que podría calificarse como la década de oro en la industria del entretenimiento: el zenit de Los Simpsons, Seinfeld, Southpark, Ren y Stimpy, VH-1, MTV, Larry Sanders Show, y muchos otros. Esto conlleva a quizas la mayor de las dudas que surge con That ’90s Show: ¿quién es el objetivo de mercado del programa? Si es los fans de That ’70s Show, el humor falla en lograr su meta. Si es los Gen Z o Millenials, entonces tal vez apreciarán el humor, pero tendrán una equivocada impresión de como era la vida en los 90s. Incluso detalles tan mínimos como la ropa y los peinados están completamente equivocados.

Fuller House también fracasó en recrear la atmósfera establecida por su predecesor, pero se puede establecer que probablemente fue debido a que los personajes principales eran distintos a lo que conocíamos. Esto es, las tres niñas con quienes estábamos familiarizados en Full House, ahora eran tres mujeres adultas en Fuller House, por ende van a actuar y a comportarse de forma distinta a como eran en sus infancias. En consecuencia, esto va a resultar en temas más orientados a un humor adulto, en vez de las tramas familiares que eran el conductor principal de Full House.

Particularmente no estaba esperando algo específico de That ’90s Show en términos de personajes y tramas, pero tras ver el resultado final, debo decir que estoy decepcionado de las oportunidades desperdiciadas. Han podido tener a un chico nerd obsesionado con el internet, un chico de gran autoestima con actitud de conquistar el mundo, un apasionado deportista, un chico con los pies en la tierra, un chico artista, un chico consentido… con tantas avenidas e historias para llenar, hubiese sido interesante ver esta mezcla con un auténtico sentimiento de realismo adolescente de la época: el interés de tener el nuevo videojuego, ir a un evento deportivo, a un concierto, el rechazo por los 80s, la contracultura… y ese fenómeno emergente llamado el internet.

Y es así como mi búsqueda continua, ansiando por un producto que traiga de vuelta las raíces básicas de la comedia que han estado desaparecidas desde hace tiempo.

HR